Asi es la existencia de todos vosotros: banal.
Nada digno de recordar por nadie, jamás.
Ecos que se disipan en el eterno vacío y oscuro que nadie oirá.
Y creéis que vuestra existencia más plena os llega en el momento más repudiable de todos, donde vuestra vida se muestra en su máximo esplendor en una pestilente orgía de zorras y buitres, en la más gratuita muestra de sexo desesperado, donde son bienvenidas las más sucias fantasías del morbo, del aqueroso instinto primario, siendo de barro mugriento de peste y sarna los cuerpos que un día se volverán polvo y cenizas.
Pues leed bien: no sois nada.
La orgía se tornará en un baño de sangre, porque de sangre estáis hechos y os disolveréis cual disolución efervescente, quedando solo en la tierra vuestros huesos, rotos, pútridos.
Sin honor, sin belleza.
Banales sois, porque de la tierra sobráis y no os necesita.
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